Ariel Kill Him + Crave + Nothink. 23 Agosto, Malas Compañías.
150 personas
Noche en Madrid, casi acabando Agosto, y el cielo oscureciendo y nada
pegajoso. Un centro comercial de las afueras que en una de sus esquinas
alberga una sala que, de estar en el centro, podría ser punto de
referencia para muchas bandas y promotores. Y cinco esbeltos suecos cenando
en una conocida cadena de restuarantes de estilo italiano comidas sin animales.
Todo preparado para la actuación de Ariel Kill Him en su visita
a la capital.
Pero antes de que los miembros de Leiah salieran al escenario de la Malas Compañías, dos grupos madrileños calentaban el ambiente de un lunes lejos de casa. Primero, del mismo Majadahonda donde nos encontrábamos, el trío Nothink. Hace mucho que escuché las primeras demos de Nothink, pero curiosamente sus conciertos se me habían resistido hasta este mismo día. En el escenario, los madrileños desplegaron un sonido madurado y trabajado, guitarras afiladas y mucha fuerza. Sin duda es uno de los pocos grupos respetables en el panoráma del rock independiente de esta ciudad, curiosamente aun sin disco. Con parte de la afición, amiga, totalmente rendida a sus acordes, Nothink completaron un concierto donde la intensidad se mezclaba extrañamente con distendidas posturas cómplices hacia ese reducto de incondicionales. No se escuchó ninguna canción de aquellas primeras demos, y fue su última grabación la que vió interpretados sus temas. Si la fiesta no hubiese sido en casa, el concierto hubiese caminado por unas tablas más serias y seguramente la pasión de Nothink se hubiesen dejado sentir mucho más. Sin duda hubo momentos de plena abstracción, y para el trío lo que es suyo: representan una gran esperanza dentro del rock de esta ciudad. Los encargados de continuar con el cartel de la noche son los también madrileños Crave. El rock de esta banda se situa en lineas cercanas al metal más comercial de finales de los noventa o principios de la década actual. Al frente, una voz femenina se refugiaba en la contundencia sonora de sus compañeros. No andaban escasos de recursos, pero sin duda tampoco sobrados. En un estilo con el que no suelo disfrutar, la actuación de Crave sirvió para hacer un parentesis y acompañar a cenar a quien aún no lo había hecho. De vuelta a la sala, David Lehnbergh y sus compañeros de fatigas estaban a punto de comenzar su actuación. Se registraba una muy buena entrada en la sala, pese a ser un lunes de finales de Agosto en Madrid. Los suecos habían llamado la atención entre el público, y quizá también el buen precio de las entradas. Sin duda, fuese la razón que fuese la que movió a la gente hasta allí, personalmente tenía ganas de saber por qué Ariel Kill Him tienen tanto nombre en la escena independiente, a parte de por ser el grupo paralelo en su día de Leiah. En disco muchas veces me había resultado un sonido demasiado producido y empalagoso, pero ese concepto desapareció de mi cabeza desde la primera canción que sonó en Majadahonda. Con un increible cuidado y mimo en la voz, pero descargando furiosas y punzantes distorsiones sónicas en los instrumentos, Ariel Kill Him iban dando a partes casi iguales delicadeza y dispersión, furia, rabia, pero también calma y sosiego. Unos músicos totalmente disciplinados, colocados cada uno estratégicamente en el escenario ejecutando milimétricamente las escenas más calculadas de su repertorio, que no vacilaban en dejarse llevar de la mano de su lado más creativo o experimental. Ariel Kill Him han grabado grandes canciones, de esas que tocan
la fibra sensible, pero disfrutar de su directo permite deshacerse de
la idea de banda excesivamente azucarada que con frecuencia se percibe
en sus discos. El concierto fue corto, no más de siete temas, pero
la audiencia impresionada no dudó en pedir más, y un eléctrico
bis interpretando un tema de otro de los proyectos que comparten Lenhberg
y compañía puso el punto y final a la velada. Los suecos
sonrieron al fin, sorprendidos por el calor de la noche. |