Migala. 10 Junio, Sala Arena. Rozando el lleno.
Expectación en la sala Arena. Migala presentaban, sin teloneros
de por medio, su último trabajo, La Increíble Aventura,
un trabajo donde se meten de lleno en la experimentación instrumental
reduciendo al mínimo las piezas cantadas. Y aunque el disco no ha
supuesto el mayor éxito en la carrera de la banda madrileña,
el aforo que presentaba la sala Arena daba muestra del buen número
de seguidores que ha ganado esta banda con el tiempo gracias a su trayectoria.
Una hora aproximadamente nos tuvieron esperando la presentación de su nuevo disco. Pero al fin salta la banda a escena y se van colocando, cada uno en su sitio. Nueve músicos son los que forman ahora Migala. Comentarios previos, y bastante expectación. Abel Hernández presenta el evento, indicándonos que estamos a punto de contemplar lo que da de sí 'la nueva etapa de Migala'. Pronto atacan La Increíble Aventura, pero pronto desembarcan de ella. Esto es una nueva etapa, pero no un carpetazo a lo anterior. Canciones como El Retraso, Ciudad Del Oeste, Tiempos de Desastre o Aquel Incendio fueron sucediéndose, mezclándose con las nuevas piezas del grupo de Acuarela. Y fueron precisamente éstas las que mayor atención lograron concentrar por parte de los asistentes. Tocando la práctica totalidad del nuevo álbum, se percibe claramente como La Increíble Aventura encaja mucho mejor en directo. Los temas ganan enteros cuando son siete personas las que se sincronizan ante ti para ir creando escalas inteligentes de tensión, combinando complejidad con efectismo en iguales cantidades. Fueron los momentos en los que trataban de cambiar algo de sus viejas canciones, jugando al despiste, cuando el ambiente perdía intensidad. Especialmente acertada la interpretación de Ciudad del Oeste, en una nueva versión más dramática y desoladora, que hace añorar sin duda los momentos en los que te dejas atrapar por una de sus frases y viajas a través de los paisajes que Abel Hernández desplaza pesadamente en el vaivén instrumental de su grupo. Lástima que para esta ocasión hayan decidido dejarse las letras en el armario. Proyecciones similares a las de la última gira iban dando forma a la visión cinematográfica que Migala tiene de su música. Películas de vaqueros, extrañas habilidades humanas sacadas de antiguos archivos documentales americanos, paisajes solitarios, viajes, edificios, combinados creando un halo audiovisual evasivo de fácil acceso. Entre las mejores del nuevo disco, casi al final vino Lecciones de Vuelo con Mathias Rust, presentada por Abel irónicamente como una canción de 'Post Heavy Metal', y explicada como una dedicatoria al joven Rust y su hazaña de rebeldía. Destacaron también El Tigre Que Hay En Ti, la canción más Manta Ray de la carrera de Migala o Tucson, Game Over. Esta vez la banda había previsto que la gente querría más tras el concierto. Dos bises programados, acompañados igualmente de imágenes, para cerrar el comienzo de esta nueva fase con dos canciones antiguas. La Canción de Gurb y Un Puñado de Coincidencias, ésta presentada con cariño por Abel como la canción más vieja de Migala, pusieron el broche a una velada donde quedó demostrada la gran calidad de la banda, y sus dificultades para aceptar su supuesto nuevo camino. El nuevo disco crece en directo, la banda, pese a sus reticencias a hacerlo
público, se pasa de lleno al camino del post rock, incluso en las
canciones en las que no estaba previsto. No estamos ante el mejor trabajo
de estos músicos, pero lo que no se puede discutir es su talento
y calidad. Que canten más. |