This Beautiful Mess. Sala Swell. Bastante gente.

FOTOS CONCIERTO

Doce de la noche y las puertas del Swell se abren para presentar un grupo de quilates. Primera visita de los holandeses This Beautiful Mess a Madrid. Para abrir boca, Mobe hicieron las veces de teloneros, en un largo concierto que se extendió, inexplicablemente, hasta la hora. El formato de esta banda consiste en dos voces femeninas que ocultan una parte instrumental de buena técnica. Sería preferible que solo se presentasen en formato instrumental.

A eso de la 1:30 de la noche, los holandeses saltan al ruedo. Con el público en un estado acorde con la hora y el día de la semana, This Beautiful Mess se lanzaron valientes al escenario y abrieron el show con Come One, Come All, creando sutiles atmósferas, acompañados de sutiles arreglos de piano a manos de Lydia Wever, alargando el final y haciéndolo más contundente en sus ritmos. Aquí llega el primer problema de la actuación. Tras el comentario de Arjen Van Wijk sobre lo incomodo de la hora, alguna clase de problema técnico les tuvo en el dique durante más de cinco minutos. Van Wijk se echaba las manos a la cabeza.

Pero pese a la animación de la audiencia por todo lo que no fuese el concierto, al horario, a los problemas técnicos y al sueño que tenía el batería, This Beutiful Mess continuaron su actuación. Don't Go There, Wood For The Trees, For The Life of Me, y así hasta completar la práctica totalidad de los temas de su último Temper The Wind To The Shorn Lamb, demostrando que son capaces de tocar la fibra emocional en directo mejor que en estudio.

El planteamiento de la banda fue claro. Tratar de olvidarse de lo que les rodeaba y hacer su concierto. Mostraron su música, basada en sencillas estructuras pero a su vez cargadas de detalles. La voz de Van Wijk suena en directo increíblemente cercana al disco, y Lydia Wever ayuda perfectamente a su frontman en los coros y arreglos. Y detrás, la banda creando atmósferas melancólicas, ásperas o aterciopeladas, según la ocasión. Para cerrar la actuación, primero utilizaron Avignon, conciliadora y relajada, para atacar por último con Everything Is Held Now, en una perfecta progresión de tensión, en el sonido y en los sentimientos.

No más de cuarenta minutos de concierto, el bis programado en su lista de canciones no se ejecutó ya que tampoco surgió el reclamo de un público que estaba allí de paso, y ninguna canción de su primer trabajo. La culpa seguramente la tenía la hora. Pese a las adversidades, This Beautiful Mess completaron un corto e intenso repertorio y se llevaron más de un simpático saludo tras su actuación.